Un terrorista no decide cuándo deja de matar, la sociedad democrática determina cuándo y cómo detenerle, juzgarle, condenarle y asegurarse de que las penas se cumplan.
24.10.11
COOPERANTES
Hay que ver cómo hemos cambiado los conceptos.
Durante los últimos siglos la Iglesia Católica ha enviado a cientos y cientos de misioneros y misioneras a lugares recónditos (caracterizados por estar olvidados y/o maltratados por sus propios gobernantes y/o las circunstancias naturales y otras veces por la simple y llana explotación del primer mundo). Personas movidas por una labor de apostolado que, al poco de llegar, se transmuta en una labor humanitaria de caridad en ejercicio de sus creencias.
Ahora hemos inventado al "cooperante", alguien entre altruista y turista que, por motivos de conciencia y/o de moda, decide pasar un tiempo lejos de las comodidades de su país, para "cooperar" y ser solidario (de la mano de organizaciones no gubernamentales "del mundo" o "sin fronteras", pero financiadas en su mayoría con dinero público), en labores humanitarias, programadas a miles de kilómetros de distancia, para salvar aquellas vidas y nuestras conciencias. Todo ello con profusión de nuevas tecnologías y algunas comodidades in situ de países desarrollados, empleadas para golpear las conciencias de quienes se quedan en casa, ignorantes o ignorando lo que pasa, pero con la referencia de quienes, cada cierto tiempo, vienen a recordárnoslo y que, a cambio de una contribución económica, podamos seguir ajenos a aquella realidad.
En ambos casos, hay cosas que van en la actividad y das por hecho que pueden pasar: morir en un terremoto, de una epidemia, en una guerra, etc. pero las cosas van mal cuando los "voluntarios" se convierten en protagonistas y sus aventuras y desventuras acaban repercutiéndonos a todos.
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